Lo más caro del aire acondicionado no es instalarlo, es no cuidarlo
A ver, vamos a hablar claro. Muchas veces pensamos que, una vez instalado el aire acondicionado, ya está todo hecho. Y no, no es así. Que funcione no significa que esté bien. Un equipo puede estar enfriando tu casa y, al mismo tiempo, estar consumiendo más de la cuenta, acumulando suciedad o incluso forzando el compresor sin que tú lo sepas.
Yo soy Paco Hoyos, llevo años instalando y manteniendo sistemas de aire acondicionado en Albacete, y te digo esto con toda confianza: el mantenimiento no es un capricho, es una necesidad. No para que el aire funcione hoy, sino para que lo siga haciendo bien dentro de dos, cinco o diez años.
Y lo mejor es que no todo el mantenimiento requiere de un técnico. Hay cosas que tú mismo puedes hacer sin problema, y otras que, por seguridad y eficacia, sí que hay que dejar en manos de un profesional.
Aunque el aire funcione, ¿seguro que está bien?
Uno de los comentarios que más escucho es: “Paco, si el aire va bien, ¿para qué tocarlo?”. Y es lógico pensarlo. Pero aquí pasa lo mismo que con el coche: aunque arranque y te lleve, si no le cambias el aceite o no le haces una revisión de vez en cuando, un día se te para. Y lo mismo puede ocurrir con tu aire acondicionado.
Con el tiempo, los filtros se llenan de polvo, las unidades exteriores acumulan suciedad del ambiente, y el gas refrigerante puede ir perdiendo presión sin que te enteres. Y todo eso no solo hace que el equipo trabaje más para enfriar lo mismo, sino que aumenta el consumo eléctrico y reduce la vida útil del aparato.
Así que, si notas que enfría menos, hace más ruido, huele raro o le cuesta arrancar, no lo dejes pasar. Pero incluso aunque parezca que todo va bien, merece la pena hacer una revisión al menos una vez al año.
Lo que sí puedes hacer tú (y deberías)
Vamos al grano. Hay varias cosas que puedes revisar tú mismo en casa, sin ser técnico, y que te ayudarán a alargar la vida del equipo.
La primera, y más importante, es limpiar los filtros. Si no sabes por dónde empezar, te lo explico rápido: abre la tapa del split (la unidad interior), saca los filtros (suelen ser dos piezas alargadas tipo rejilla) y límpialos con agua y un poco de jabón neutro.
Déjalos secar completamente antes de volver a ponerlos. Esto lo puedes hacer cada mes si usas el aire a diario, o al menos al empezar y al acabar la temporada.
También conviene revisar las rejillas de salida del aire, tanto para asegurarte de que no están obstruidas como para que el flujo de aire sea uniforme. A veces, una simple cortina o una estantería mal colocada puede estar impidiendo que el aire circule bien.
Otra cosa básica: estar atento a ruidos, olores o comportamientos extraños. Si el equipo empieza a hacer más ruido de lo normal, o sale un olor raro al encenderlo, es señal de que algo no va bien.
Lo mismo si notas que le cuesta más mantener la temperatura o que el mando a distancia responde de forma irregular.
Y por supuesto, el uso que haces del aparato también influye. No pongas el aire a 17 °C en pleno agosto pensando que enfriará más rápido. Eso solo hace que trabaje a tope sin necesidad. Lo ideal está entre los 24 °C y 26 °C. Una diferencia de un par de grados puede suponer un buen ahorro y menos desgaste.
¿Y qué debe hacer un profesional?
Ahora bien, hay tareas que conviene dejar en manos de un técnico con experiencia. No porque tú no seas capaz, sino porque hacen falta herramientas, conocimientos técnicos y, sobre todo, garantías de seguridad.
Una de las cosas que revisamos los profesionales es la presión del gas refrigerante. Si hay una fuga o una bajada de presión, el aire funcionará mal y consumirá mucho más. Pero esto no se nota fácilmente, y es algo que solo se puede medir con manómetros específicos.
También realizamos una limpieza a fondo de la unidad interior y exterior. No es lo mismo limpiar los filtros que desmontar piezas, desinfectar el evaporador o limpiar con productos adecuados. Además, la unidad exterior (la que está en la fachada o en la terraza) acumula polvo, hojas, insectos… y si no se limpia bien, pierde rendimiento.
Otro punto clave es la revisión del sistema eléctrico y del compresor. A veces, los cables sufren con el paso del tiempo, o los condensadores empiezan a fallar. Si se detecta a tiempo, se puede reparar sin problemas. Si se deja pasar, puede suponer una avería importante (y cara).
Por último, también revisamos los desagües, que pueden atascarse y provocar goteos o incluso humedades en la pared. Y revisamos los sellados y anclajes, que con el tiempo pueden aflojarse.
En resumen: el técnico no solo limpia, sino que pone a punto todo el sistema, lo deja optimizado y te avisa si ve algo que pueda fallar a futuro.
¿Cada cuánto se debe hacer el mantenimiento?
Buena pregunta. La frecuencia depende del uso. Si usas el aire acondicionado de forma puntual, como en una segunda residencia o solo en verano, con una revisión al año es suficiente.
Pero si lo tienes encendido a diario durante varios meses, o si el equipo está en un comercio o negocio, lo ideal es hacer dos revisiones al año, una antes del verano y otra al final.
En cualquier caso, hacer un buen mantenimiento una vez al año ya es una gran decisión. Y si lo combinas con las pequeñas acciones que tú puedes hacer en casa, el resultado se nota en todo: en el rendimiento, en la factura eléctrica y en la durabilidad del equipo.
No se trata de gastar más, sino de evitar sustos
Sé que a veces cuesta llamar al técnico si parece que todo va bien. Pero créeme: hacer un buen mantenimiento no es gastar más, es evitar sustos. Porque una revisión a tiempo puede evitar que te quedes sin aire justo cuando más lo necesitas, o que tengas que cambiar una pieza importante por no haberla revisado antes.
Y ya sabes que si estás en Albacete o alrededores, me puedes llamar cuando quieras. Te asesoro, revisamos tu equipo y te explico lo que realmente necesita. Ni más ni menos.
Porque de eso se trata: de que tu aire acondicionado funcione bien, consuma lo justo y te dure lo máximo posible. Que no te dé problemas, ni sorpresas.
Eso sí, el mantenimiento no lo dejes para el día que el aire ya no enfríe. Ahí ya vamos tarde.